Gran parte del éxito a la hora de enseñar cosas a los perros pasa por saberles motivar y encontrar premios eficaces que refuercen la probabilidad de que el comportamiento que premiamos se repita.
Con frecuencia nos sucede que no somos conscientes sobre lo que es un premio para un perro. Bastaría con que reflexionáramos un momento ¿Somos capaces de hacer una lista de 10 cosas que le gusten a nuestro perro? Pongámoslo más difícil...no podemos incluir en esta lista la comida. Tomaos 10 minutos para hacer esa lista. Pasado ese tiempo, alguno de vosotros puede ser que haya tenido problemas en completarla. Algunas cosas de esa lista, seguro que son gratificantes para nuestro perro. Otras en cambio, no lo son pero pensamos que sí.
Nos centraremos en el aspecto de los premios. Un premio es algo que resulte agradable para un perro. Los premios si los entregamos muy próximos en tiempo a una acción que haga el perro, consigue adquirir la calidad de refuerzo, porque dará fuerza a esa acción y aumentará la probabilidad de que el perro la repita. Obviamente este es el primer aspecto importante que debemos tener en cuenta para educar - adiestrar. Podemos premiar a un perro cuando queramos, pero si la entrega no está próxima a la acción que queremos que aprenda, nunca se realizará la asociación acción = premio y al no resultar reforzada esa acción no se producirá aprendizaje.
En cuanto a los premios a utilizar, podríamos decir que el mejor premio suele ser la comida. Permite hacer muchas repeticiones de lo que entrenamos en poco tiempo, lo cual favorece el aprendizaje. La comida para utilizar en el entrenamiento debería tener unas características concretas, preferiblemente comida jugosa diferente a la dieta habitual, trozos pequeños, que el perro ingiera en un par de segundos para no retrasar en exceso nuevas repeticiones de lo que estamos entrenando.
Otro premio muy utilizado son los juguetes. Es importante que manejemos este premio de forma eficaz, hay muchas formas de jugar. Deberíamos valorar cual es la más indicada para nuestro perro. Un juguete que sobreexcita en demasía no es un buen aliado, podría generar estrés. El estrés además de otros muchos perjuicios afecta a la capacidad de concentración y de cognición.
En muchas ocasiones el perro deja de pensar, le cuesta ser consciente de lo que está aprendiendo y la activación excesiva podría afectar al comportamiento del perro fuera de las sesiones de entrenamiento. Debemos encontrar ese equilibrio entre motivar y que resulte divertido sin llegar a sobreexcitar. Algo que podría servirnos de medida de si nuestro perro se esta sobreexcitando en demasía sería ir entregando alguna pieza de comida para ver si la come, algunos perros en esta situación dejan de tener interés por la comida y esto no es un buen indicativo.
También es importante que podamos interrumpir el juego con relativa facilidad. Un perro motivado entiende cuando el juego termina, un perro excitado sigue saltando o intentando robar el juguete.
Las caricias y alabanzas orales pueden estar muy bien como premios a acciones ya aprendidas. Pero es interesante que verifiquemos si realmente le gusta a nuestro perro.
Un movimiento brusco e inesperado para acariciar la cabeza desde arriba no gusta a casi ningún perro, aunque veamos que después salta o mueve la cola.
Si constantemente estamos hablando, estamos restando valor a una posible recompensa oral.
Estos tres tipos de premios suelen ser los que los humanos solemos asociar con más frecuencia a premiar. Pero debemos ver que la vida está llena de grandes premios.
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